En pleno desarrollo de la revolución de los zapatistas en el estado de Chiapas en México, en medio de la crisis social más profunda de este país, un habitante desesperado por tantos problemas que lo agobiaban, escribió un grafiti en una pared del centro de una de las poblaciones ubicadas en la Sierra Madre de Chiapas. El grafiti que hizo historia convirtiéndose en todo un llamado al cambio social, reflejaba el desespero de una sociedad, fue el lema de la marcha revolucionaria que cruzó medio país y que concluyó con una manifestación gigantesca en la Plaza de la Constitución -mejor conocida como el Zócalo- de Ciudad de México. el grafiti convertido en proclama decía: BASTA YA DE TANTAS REALIDADES, QUE ALGUIEN VENGA Y ME VENDA UNA ILUSIÓN, UN SUEÑO, AL MENOS UNA ESPERANZA…. En el Zócalo, un icono histórico para el mundo, el jefe de la revolución zapatista, sin una sola arma encima, hizo oficial la decisión de su movimiento de hacer política por las buenas.
Traigo este momento memorable de la historia de México, solo para preguntarle algo a mis amables lectores, ¿cuál es la diferencia de la situación que vivió Chiapas en su momento a la situación que vive la ciudad de Ocaña el día de hoy?. Ninguna. Ocaña atraviesa por una profunda crisis social, política y económica, y lo que es peor, una ciudad que vive en la desesperanza. Por eso pienso que alguien debería escribir este grafiti en algunas de las paredes de la ciudad, exigiendo que paren tantas realidades aciagas y haciendo un llamado a la conciencia colectiva y a la movilización social para que esto cambie, así estemos muy maleados: BASTA YA DE TANTAS REALIDADES EN OCAÑA, QUE ALGUIEN VENGA Y ME VENDA UNA ILUSIÓN, UN SUEÑO, AL MENOS UNA ESPERANZA….
En estos días he escuchado, en pleno proceso electoral de la ciudad de Ocaña, de alguien que ha llegado a esa ciudad a ponerle orden si es elegido alcalde. No es una exageración afirmar que la ciudad de Ocaña perdió su horizonte y hoy está sumida en el caos y el miedo. Escuchar que alguien viene a ponerle orden a la ciudad, debo decirlo, llama la atención. Por fin alguien nos va a contar la paradoja que somos.
Parto de una premisa, los seres humanos contamos con un instinto protector que nos espolea a defender colectivamente lo que consideramos nuestro. Esa es la razón por la cual ese tipo de propuestas generan un sentimiento social que se activa rápidamente. Ante la amenaza de una eventual pérdida de la ciudad, es fácil aglomerar multitudes alrededor de la necesidad de mantener la unidad y la integridad de la ciudad. Por eso, no me extraña que la propuesta de ordenar a Ocaña este ganando adeptos vertiginosamente.
Por eso ante la pregunta de quién es Rafael Garcia Rondón, casi que en coro ya se contesta: es el que viene a ordenar a Ocaña. Todo un desafío, pero es claro que está prendiendo la chispa de la defensa de la ciudad. La coyuntura ayuda: los momentos de dificultad son dramáticos y llevan a incitar esa conciencia colectiva en contra de los enemigos de la ciudad. Una ciudad estancada, una delincuencia que recrudece todos los días sus ataques contra los ciudadanos inermes y contra las propias instituciones y otros más graves y más estructurales problemas, crean un escenario de inestabilidad y decaimiento. Este es, tristemente, un escenario complejo para una ciudad en vía de su colapso definitivo. Alguien tiene que cambiar esto.
Lo que si espero es que este sentimiento que ha generado Rafael Garcia con su propuesta de ponerle orden a Ocaña, no sea algo puramente emocional y que se borre rápidamente del imaginario local, sino que una vez elegido alcalde, sea capaz de crear toda una conciencia que se mantenga en el corto, mediano y largo plazo, para que una vez legitimada su propuesta de ordenar a Ocaña pueda resolver nuestros problemas estructurales.
Creo que por fin ha llegado alguien a Ocaña a cambiar las cosas, creo que por fin ha llegado alguien a ponerle orden a esta ciudad, creo que por fin ha llegado alguien que va a cambiar las realidades que nos abruman, que ha llegado alguien que nos va a dar una ilusión, un sueño o al menos una esperanza. Fuerza Rafael.
YOD