De acuerdo con el lugar en que nacimos, la crianza que nos dieron y la información que recibimos, tenemos una forma de pensar muy particular que nos impide ver las cosas desde otro punto de vista, así mismo, nos cuesta mucho trabajo ponernos en los zapatos de los demás.
Generalizando con algunos conceptos y con la única finalidad de ilustrar esta “tara original” voy a poner dos ejemplos bastante dicientes:
- Vivimos en un país azotado por la violencia desde hace más de 50 años, un país donde la gran mayoría rechaza a los grupos guerrilleros y no entiende cómo existen personas que los apoyan. Nos cuesta mucho trabajo entender las razones que tiene un campesino que se va a “trabajar” como guerrillero, pensamos que se va obligado, y no siempre es así. La estrategia de reclutamiento de la guerrilla en algunos casos se basa en la insatisfacción de las necesidades campesinas, reciben niños y muchachos sin oportunidades, les dan comida, vivienda, “educación” y finalmente un trabajo remunerado, curiosamente son las mismas estrategias utilizadas por algunas comunidades religiosas.
Al final, el guerrillero está “tarado” de otra forma, le enseñaron, lo adoctrinaron desde muy pequeño para pensar de una manera diferente, ¿tiene la culpa por pensar así?
- De la misma forma, vivimos en un país cristiano (principalmente católico), nos han educado con misa, crucifijo y camándula, podría decirse que no pasa un día en el que se omita un: “si Dios lo permite”, adicionalmente nos han mostrado a los Islamitas como locos que se hacen matar por su Dios, a los Hinduistas como adoradores de las vacas y con dioses cabeza de elefante, a los ateos como si fueran poseídos por el demonio y la lista continúa. Ahora pensemos por un momento ¿En qué creeríamos si hubiéramos nacido en India, Irán o China? ¿Y si hubiéramos nacido en el mismo lugar pero 600 años antes?
Al final, las creencias religiosas no son el resultado de un proceso de análisis, son otra “tara de origen” que nos impide ver más allá.
Así como los prisioneros en el mito de la caverna de platón creen que las sombras que ven son la única realidad y se niegan con vehemencia a reconocer su equivocación, nosotros hacemos lo mismo con nuestra manera de pensar, rechazamos ideas contrarias sólo por el hecho de oponerse a una creencia muy arraigada y generalmente infundada.
Juan José Chamie