Lo prometido es deuda, apostamos que si te lanzabas como candidato a la alcaldía de Ocaña, te estaría acompañando con mi voto. Como es una realidad, eso haré el 25 de octubre, si Dios me lo permite, estaré allí cumpliendo con mi deber ciudadano.
Tu candidatura tiene un tinte especial, tiene liderazgo, es refrescante, hay principios, un programa aterrizado para una Ocaña que queremos rescatar de las malas prácticas políticas corruptas, es un camino difícil de recorrer, cuando las mafias llevan años incrustadas en la administración pública.
Es de estoicos pensar en un país más social y comunitario, donde lo general prima sobre lo particular; siempre he sostenido, que no se pueden hacer procesiones católicas con obispos protestantes y esa es la gran confusión en los certámenes electorales en nuestro país, con políticos sin fronteras ideológicas, allí está el detalle dijo Cantinflas. Tú mensaje sobre los 23 mil ocañeros en extrema pobreza dice mucho, ojalá en el carnaval del próximo 25 de octubre, de tamales, lechona, los 50 mil pesitos, contratos o puestos; que ofrecen aquellos sin ideología y principios y que tienen hoy a la gran mayoría del pueblo colombiano en la miseria. Que esto sirva para la reflexión seria y profunda sobre el futuro de la niñez, tercera edad, campesinos sin tierras y estudiantes con un futuro incierto.
Da tristeza ver la película de Luis Estrada «El infierno» donde se narra la triste realidad de México, un reflejo de nuestra realidad social, de nuestra bella Colombia, donde la corrupción sigue ocupando el primer lugar y donde un proyecto serio como el que hoy tienes es ganador.
Por una Ocaña en orden y segura, vamos a vencer el próximo 25 de octubre, con el único compromiso por Ocaña y su gente. Sé que están en tu mente proyectos grandes para la ciudad y la provincia, como abrir la vía Agua de la Virgen – Morrison, un hospital de primer nivel, recuperar las cuencas de los ríos Tejo y Algodonal, llevar vivienda de interés social, entre otros; para que nuestra gente viva en forma más digna.
Un fuerte abrazo!
Héctor Emilio Pacheco