Personas que depositamos el voto por Rafael García Rondón, por una Ocaña en orden y segura; sin tamal, lechona, y camisetas, 1751 personas tenemos la conciencia tranquila, podemos caminar y mirar de frente a los habitantes de Ocaña. A los jóvenes que por primera vez ejercían el derecho al voto mi abrazo fraternal.
Un candidato con principios morales, como ningún otro en la contienda electoral, un programa de gobierno aterrizado, un Quijote caminando palmo a palmo las calles de Ocaña saludando a la gente y sin ofrecer un peso; fue derrotado por la la cara de Bolívar y Santander.
El pasado 27 de octubre, en el programa de TV San Jorge, se pudo ver que Rafael estaba alegre y muy tranquilo, debatiendo y botando ideas. Ese es Rafael García Rondón. Personas como Rafael, con esa esa línea de conducta, que entiende que es la política y no la politiquería lo que necesita Ocaña para acabar con la corrupción, no cedió y sabe que hay que seguir luchando.
El 25 de octubre vi mucha pobreza y miseria en los rostros de la gente, que por 20 o 50 mil “pesitos” vendió su voto. Como decía Jorge Cafrune: » He visto tanta pobreza que por aquí Dios no ha pasado»; no hay argumentos para discutir dicho tema, cuando en Ocaña 23 mil personas viven en la miseria.
Ahora, cómo va el país; seguro que la miseria aumenta y es ahí donde las ratas de alcantarillas les quedará fácil buscar su presa, la gente sabe y no es boba, que cada cuatro años llegan los mismos mercaderes con la misión de comprar votos.
También saben que como no tienen programa de gobierno ni discurso, solo la cara de Bolívar o Santander para negociar su voto les vale, sumado a la complacencia de las autoridades: lo que se ha convertido en una conducta normal, un negocio por combo (Asamblea, Concejo, Alcalde y Gobernación). Las épocas aquellas que se mataban y votaban por su partido azul o rojo es historia pasada.
La compra del voto lo sabía todo el mundo, menos las autoridades (Fiscalía, Procuraduría, Policía) y el cuarto poder (medios hablados y escritos) actuaron como verdaderos sordos, ciegos y mudos. Se empieza a notar por la zona la desconfianza de la gente por sus autoridades, muy mal síntoma pues dicen que también los compran y toman partido.
Muchos ríos de billetes inundaron al país, no sólo para la gente que vendió su votos, otras personas también se beneficiarion. Como decía Camilo Torres «El que escruta elegí, para ganar hay que tener también a favor los entes de control”
Por último, películas de Luis Estrada, director de cine mexicano que todo colombiano debe de ver: La dictadura perfecta, El infierno y Un mundo maravilloso, La ley de Herodes, Bandidos y Camino largo a Tijuana, se las dejo como recomendación y cualquier similitud con la realidad de nuestro país me la cuentan.
Hector Emilio Pacheco