El 24 de octubre de 2007 me dirigía a clases de “Proyecto de Vida” en mi segundo semestre de Comunicación Social, al acercarme al polideportivo de la UFPS Ocaña vi a un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingenierías con micrófono en mano divulgando toda la problemática que los aquejaba en ese momento. Los miré y los escuché un minuto, luego seguí mi camino a clases.
Cuando ya me disponía a regresar a casa vi que el número de estudiantes crecía, todas las facultades estaban presentes pero no había ningún doliente de Comunicación Social que para esa fecha sólo contaba con 3 semestres; me acerqué indignado porque sabía que nuestra recién creada carrera no contaba con las herramientas necesarias para el libre desarrollo académico de los estudiantes; cogía una hoja y lapicero en mano enlisté todas las falencias de mi carrea ¿La gran problemática de ese entonces? No había laboratorios.
Se paraliza la Universidad ese 24 de octubre y se convoca a “Asamblea Permanente de Estudiantes”, no había entrada para labores administrativas, sólo se ingresaba para debatir intereses propios de la UFPS Ocaña y se exigía la presencia del Director Edgar Sánchez; los administrativos y algunos docentes se congregaron en la sede de la Escuela de Bellas Artes, de esta manera comenzaba un “tire y afloje” entre los estudiantes y los administrativos que no se querían sentar a dialogar con los estudiantes argumentando que bajo presión y con la Universidad paralizada jamás lo harían.
Edgar Sánchez por fin acepta ir a la Universidad a escuchar nuestras peticiones, de esa manera conocí al “Profe”, un hombre tranquilo y de mirada amable, llega a la entrada de la institución y ve un portal cerrado con muchas sillas universitarias y una gran bandera de Colombia con mensajes que decían: ”Estamos en paro”. Se instaló una mesa en la entrada principal para el profe Edgar y los delegados u observadores garantes del proceso, entre ellos Monseñor Leonel y el Defensor del Pueblo de ese entonces; había un gran número de estudiantes, todos rodeando la mesa, muchos gritaban cosas, otros callaban a la espera de lo que dijera el Director de la Universidad, de verdad vi al “profe” crucificado entre tanta gente, fue un golpe feo para lo que se quería lograr.
Con micrófono en mano uno a uno los estudiantes hablaban de la problemática de la Institución, unos ofendían al “Profe” otros sin argumentos payaseaban, muchos hablaban con propiedad de lo que podría ser una sana solución, hasta que me tocó el turno de hablar y lo hice pensando en mi carrera y en lo que necesitábamos para salir bien preparados, reconozco que sin conocerlo le pedí al profe Edgar que renunciara al cargo si veía que le estaba haciendo daño a la Universidad, recuerdo que agachó la mirada y no dijo nada, tarde entendería la necedad de esas palabras y con el tiempo comprendería la calidad humana del “profe” que jamás pensó en hacerle daño a la UFPS Ocaña, sino que al contrario, desde siempre la empujó hacía el progreso. Gracias a Dios y la paciencia del “Profe” hizo oídos sordos a mis palabras.
Ese primer encuentro fue todo un fracaso, los diálogos y las intervenciones de los garantes del proceso fracasaron, el paro disfrazado de “Asamblea Permanente” continuaba, me designaron como el vocero y desde entonces un “primiparo” lideró lo que hasta el momento se ha conocido como el “Gran Paro de la UFPS Ocaña”. Pasaron días y noches de cese de actividades, ninguno quería ceder, toda la Universidad estaba llena de carpas, se presentaban algunas divisiones entre los líderes del paro, la Institución estaba en manos de los estudiantes, desde Bellas Artes amenazaban con cancelar el semestre y responsabilizaban a los líderes por los daños en el sistema y de los procesos administrativos truncados, crecía la presión sobre nosotros y hasta el momento no se había logrado nada, un grupo de estudiantes provenientes de la costa se estaban cansando del cese de clases, comencé a percibir que las cosas no estaban saliendo bien y que ya nos estábamos agotando; un mes y aún no había solución, las cosas no marchaban bien, comida jamás faltó, todos nos apoyaban, algunos docentes lo hacía pidiendo reserva, Luis Alfonso Díaz Alcalde de la época se acercó y nos apoyó con dinero para el paro; todo era un caos, pero ¿Qué hacemos?
Mi trabajo como vocero era jamás dejar desanimar al estamento estudiantil, lideraba diarias asambleas con apoyo y de vez en cuando con oposición, se promovió una marcha en contra de las políticas implementadas por las directivas y nos concentrábamos en exigir que se acabara el exceso de “preventas” y reconocimientos económicos legales del Sindicato de Trabajadores, todo era un arduo movimiento de masas para conseguir lo que queríamos; en esa marcha nos paramos frente a la Escuela de Bellas Artes en donde estaban concentrados los administrativos, fue muy tensionante, por un momento pensé que la situación se nos salían de las manos, algunos estudiantes se quería meter a Bellas Artes, no quería confrontación con el ESMAD, cogía una bandera de Colombia y me paré en toda la entrada a la Escuela, pedí grito entero calma y que nos sentáramos sobre la vía para poder gritar todas las consignas… Gracias a Dios la marcha continuo hacia la Alcaldía con mucho orden.
Días después las directivas decidieron sentarse a hablar con los estudiantes, pero no lo iban a hacer en asamblea permanente, sino con los representantes y líderes del paro, y así se hizo en lo que ese entonces se conocía como la sala de Audiovisuales hoy en día Centro de Investigación, Desarrollo y Fomento Empresarial. Una vez más lideré la mesa triestamentaria con presencia de todos los sectores de la Universidad, todos con cara de tensionados, los estudiantes con deseos de conseguir lo que se pedía que no era más que laboratorios, fortalecimiento de la academia a través de buenos docentes, excelente proceso de evaluación docentes, entre otras cosas que afectaban la Institución… Continuará…
Luis Máver Navarro