Sobre el lecho arenoso
de las fuentes exhaustas
rezo, ¡quien lo creyera!
por el alma del agua.
Las fuentes se durmieron
rumorosas y mansas…
¿Qué sentirán los cantaros
por las fuentes exhaustas?
En mi espíritu enfermo
una tristeza canta…
que soñaran los musgos
por la fuentes exhaustas?
Y en mi interior
una tristeza llora y canta
una tristeza ingenua
¿Será el alma del agua?
Por Adolfo Milanés