Aproveché esta Semana Santa
para ir a visitarla nuevamente
igual que impetuoso penitente
cuya íntima devoción es tanta
Quería verla de meditación vestida,
las manos en actitud de invocación,
el cuerpo destilando plácido aroma
y en la boca el trazo de una oración
Volver a mirar con ojos afligidos
el mudo paso del Santo Sepulcro
engalanado con flores amarillas
y misteriosos faroles encendidos
que mojan de luz la ruta de la fe
Pero fue indescriptible la tristeza mía
cuando la vi acorralada por una jauría
de camorristas de chocantes modales
y abandonada en manos de vil postor
Del sobrio y grato aspecto poco quedó
un ruinoso ciclón de picaros lo aniquiló,
y como la mala suerte es de no acabar:
no hay a quien le preocupe el enfermo
ni milagrosa droga que lo pueda sanar
¡Despierta Ocaña! ¡retoma la cordura!
vuelve a ser la pacífica y amable villa
en donde por sus calles corrían la paz,
el bienestar, la honestidad, la cultura
y no el desamor que ahora te acribilla!
Jorge Carrascal Pérez
Ibagué abril 13 de 2.015