Acabemos con la cultura de la ilegalidad

El fin de semana que pasó tuvo lugar el cierre de inscripciones de los candidatos a corporaciones locales, teniendo ellos la gran responsabilidad de ser en últimas las caras visibles y cercanas de la rama ejecutiva del Poder Público, pues en sus manos está la ejecución de buena parte de los planes del Estado. Es entonces ante esta afirmación que podemos comenzar a dimensionar el quijotesco reto de combatir los múltiples males que aquejan, de fondo, a la sociedad colombiana; y es que adolecemos de problemas sociales reales que no se solucionan necesariamente con obras de ingeniería civil.

Para comenzar a dar solución a las dificultades vertebrales, es necesario que nos detengamos a ver la manera cómo los que deberían encarar la solución se acercan a sus electores, y más gravoso aún, cómo estos últimos justifican, sin sonrojarse siquiera, las maniobras ilegales de los aspirantes a alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas. Parece que ya hace parte de nuestra cultura el uso de expresiones que señalan la entrega de tejas, cemento, tubos y el famoso tamal a cambio de un voto.

Qué lamentable escuchar de boca de personas de mi edad, de las cuales tengo una mayor expectativa, expresiones como: “que roben, pero que hagan algo”. Y frente a la réplica que uno le hace a estos individuos sólo atinan a responder que “todos lo hacen”, ¿esto lo hace válido? Entonces que roben las arcas de la Nación, que asesinen para llegar al poder, no importa que los contratos se entreguen por favores si por lo menos hacen algún puente o abren alguna vía. Señores, el hecho que sea una práctica por desgracia generalizada no la hace legal, ética o válida, pues creo que vamos como sociedad lo suficientemente mal como para inferir que los individuos lo están haciendo incorrectamente.

No hay esperanzas de cambio en ningún rincón de Colombia cuando vemos a un político burlándose de la ley, y a un elector apoyándole sin hacerle cuestionamiento alguno. Quizá de tantas noticias que dan cuenta de hechos de corrupción nos hemos vuelto indolentes, con callo de tanta desgracia, pero esto nos está matando, y la situación no es de corto plazo y el beneficio no es la obra que prometieron, el problema acá es que estamos acostumbrando a los más pequeños de la comunidad a que esto es normal, cuando es todo lo contrario, pues pareciera que estamos criando una nueva generación perdida, permisiva, laxa e indiferente con los problemas de la sociedad.

Señor elector, en usted está la oportunidad de cambio real, no permita que los que han sembrado durante años el poder recojan cosechas en estas elecciones que se avecinan, pues como sabe, éste ha sido abonado con malas prácticas. ¡Encare el desafío! Si lo hace tendrá carta abierta a quejarse durante el siguiente cuatrienio, y si por el contrario se deja llevar por la mayoría, ni se le ocurra citar el “por eso estamos como estamos”, porque así estamos es por usted.

Adenda: el ambiente académico se mueve visualizando un posconflicto inminente, y hacia allá deberían moverse varios puntos de los planes de gobierno de los candidatos en estas elecciones, pues como dije, en sus manos está la realización de los planes del ejecutivo.

Luis Andrés Álvarez

@luisandresalto

Yebrail Haddad Linero

Yebrail Haddad Linero

Nativo de Ocaña. Es Abogado y Magister en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, Director de Procesos Judiciales y Administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, Personero y Alcalde de Ocaña, Director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y Asesor de Gobernabilidad para la Paz del Programa de Naciones Unidas.

Leave a Response