CORTOMETRAJE “6 DIAS DE DIARIO o DIARIO PARA UNA GRINGA”

Por, Yebrail Haddad

OCTUBRE 27

 Las gotas de sudor que me recorrían la espalda empapaban casi por completo mi guayabera de lino fino que compré con el dinero que había juntado dando clases de clarinete a los hijos de los dueños del pueblo que vivían en el marco de la plaza.

El calor de este verano era inclemente pero se lograba matizar por la refrescante brisa que corría desde el cerro de Cristo Rey hasta El Llanito. El cielo azul sin una nube apenas se manchaba tímidamente de negro ante la presencia descarnada de una bandada de chulos que perseguían la mortecina del rio Chiquito.

Se dice que en Ocaña el sol brilla más que en cualquier parte del mundo, no tengo razones para dudar de esta sentencia, pues en este día me era especialmente difícil alzar la mirada sin quedar momentáneamente cegado por los destellos de luz que se desprendían sin cesar del poniente.

Entre los cohetones, la algarabía de la gente y las tonadas de mi saxofón, la descubrí a ella. Ahí estaba parada tomando fotos con una cámara Pentax como la que utilizan los chinos de la china cuando salen de turismo. Aunque a decir verdad, nunca había visto realmente una.

Este día estábamos de carnaval y celebrábamos “la matanza del tigre”. Hacia parte de la banda municipal y por mero amor al folclore y a la música, tocábamos porros, bambucos y danzas típicas para animar a la gente. El desfile había salido especialmente bueno y las comparsas estaban animadas por bonitas niñas rubias de ojos verdes y azules que al compás de la música agitaban sus faldas y dejaban caer pétalos de rosas, margaritas y azucenas.

La vi y contuve el aliento. Una gringa, sin duda alguna, me dije para mis adentros. Su tez blanca como la leche con la que bañaban a la diosa Juno, se confundía con la belleza de las ocañeras.

Pero ella me llamó la atención y quise que se fijara en mí. Rápidamente me incorporé al desfile cambiándome a la fila contigua a la vereda por donde ella estaba, sin que me importara el aireado reclamo de Alfonso el director de la banda, quien además tocaba los platillos.

Un segundo bastó para intercambiar una mirada y quizá una sonrisa. Mi amor por la gringa surgió a primera vista.

OCTUBRE 28

Pasada la misa de las diez, inicié su búsqueda. Recorrí las calles enharinadas que expelían olor a almizcle y bolegancho.

La encontré en la plaza de mercado, fascinada con el desorden y la desdicha de quienes han tenido que ponerle sal al pescado fresco para evitar que se pudriera. Desayunaba en un modesto local que le proporcionaba una butaca de madera y una arepa sin sal con café negro.

Quería enamorarla pero no sabía cómo hacerlo. Me preguntaba la forma como debía enamorarse a una gringa, sabiendo que esta podría ser mi única oportunidad.

En segundos ensayé varias veces lo que tenía que decir, pero cuando me acerqué solo arrisqué a decir una bobada:

¿Le gusta la arepa? ¡Que pendejo! Si la estaba comiendo era evidente que le gustaba.

 Ella se sonrió y me respondió ¿a Ud. no? No conozco a alguien en Ocaña que no le guste.

 Bueno aunque no estoy seguro si dijo eso, su acento inglés le enturbiaba las palabras.

Quiero aprender inglés. De la nada me brotaron esas palabras de la boca.

 ¿Y para qué quiere aprender inglés?, me increpó la gringa.

Porque quiero conocer el mundo, viajar y estudiar música en una metrópoli de Europa. Pero que grosero soy, le dije, que pena, me disculpo. Mi nombre es…

Soy Heidy dijo ella, interpelándome. Y no soy inglesa. Vengo de Finlandia, pero también le puedo enseñar inglés si usted me enseña a tocar el saxofón.

No podía creer lo que escuchaba. ¡Sabía que tocaba el saxofón! Se había fijado en mí.

 

OCTUBRE 29

No he podido dormir. No veo el momento en que pueda ver de nuevo a la gringa. No dejo de asombrarme de su forma de vida, sola aislada, en una cueva. Debe ser maravilloso vivir en medio de la naturaleza, rodeada por estoraques, el agua del río, el sonido de los pájaros… ¡No!, debe ser tremendo.

Iniciamos las clases, en medio de la nada… En su cueva.

Ella me cocinó unas pequeñas tórtolas que cayeron en sus jaulas.

Entre el humo del fuego, las tonadas del saxofón y el chillido de los grillos, el día y la noche se juntaron y bajo la señal de orión le hice el amor hasta el cansancio.

OCTUBRE 30

La gringa me mostró sus fotografías, sus escritos, su investigación como decía ella. Había venido a recoger piedras, muestras de las formaciones geológicas, a estudiar la zona árida, casi desértica y a descubrir un medio natural que antes era solo agua.

Hablamos de todo un poco, de la vida en Finlandia, de sus gustos y los míos, de mi pasión por la música, de la cueva, del viento y del amor también.

El bolegancho hacía de las suyas. Pero mi imaginación y mis pasiones afloraron entre mezcladas con el delirio que me produjo la primera vez que probé el porro de la sierra.

Hicimos el amor, una y otra vez…

OCTUBRE 31

Dolor. Nunca había conocido el significado de esta palabra. Las fuerzas me faltan, desfallezco por su ausencia.

Fui a verla y ella no estaba.

Un alud de tierra había derribado la cueva. Ella murió al instante y junto con ella mis anhelos, ilusiones, mi esperanza de vida.

¡No lo voy a soportar! Su cueva ahora es su tumba y cementerio.

Lloro como nunca al pie de su calvario, intento entonar algunas notas con el saxo. Las palabras no me salen, la melodía no me fluye, la mente se me nubla.

¿Cómo evitar que se vaya para siempre?

Quiero volverla a ver, aunque fuera una última vez para despedirme.

NOVIEMBRE 1

Sentando en el andén interpreto tonadas melancólicas.

Niño, no toqué más ese aparato, me dice misia María. Hoy es pecado, ¿No ve que es el día de las ánimas?

¿Será verdad? Será verdad que en este día salen las ánimas… ¿Podré volverla a ver…al menos en su espíritu?

Fui al cementerio, busqué a Joaquín el sepulturero.

De Joaquín se asegura que tiene la capacidad de llamar y sacar a las ánimas de su sepultura.

Las ánimas salen, una a una a la media noche –dice Joaquín- yo las llevo rezando el rosario para evitar que no regresen a su lecho y queden errantes.

Nadie las puede mirar, me recordó. -Yo camino de frente y ellas me siguen a mis espaldas- enfatizó.

Esta noche saldré a buscarla. Seguiré su alma llegada la media noche.

Mi corazón volvió a latir de esperanza, limpié y brillé el saxofón. Un hálito de esperanza me delineó una leve sonrisa.

__________

Cuenta la leyenda que esa noche el saxofonista salió a buscar el alma de la gringa.

Esperó a que fuera la media noche y se agazapó entre las bóvedas del cementerio enclavado en la montaña, hasta que llegada la oportunidad saltó delante del sepulturero y sin mediar palabra ni mirar atrás entonó las notas de la “matanza del tigre” amenizando de esta manera la procesión de ánimas que se incorporaban a medida que se iban recorriendo las sepulturas y las calles.

Al pasar junto a los estoraques, el saxofonista sintió la presencia de la gringa. Su corazón se aceleró y sintió de nuevo las mariposas fluyendo por su estómago. Las tonadas que interpretaba se hicieron más fuertes y vivaces.

Al tiempo que su amor renacía lleno de júbilo y esperanza, su mente le decía que era necesario un último adiós, quizá una mirada más, un último coqueteo y por qué no, una caricia, un beso… lo inundó el deseo.

El saxofonista se dio media vuelta y vio la belleza de miles de almas en desfile que al unísono oraban jaculatorias.

Posó su mirada directa en la dulce ánima de la gringa.

Las miradas de amor se intercambiaron.

En un momento, el rostro angelical del alma de la gringa se transfiguró y dio paso a un engendro tenebroso que se abalanzó sobre el saxofonista y destrozó en cientos de pedazos su cuerpo y alma.

Sobre el suelo de la calle cayó el saxofón y su alma reposó allí para toda la eternidad.

FIN

Yebrail Haddad Linero

Yebrail Haddad Linero

Nativo de Ocaña. Es Abogado y Magister en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, Director de Procesos Judiciales y Administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, Personero y Alcalde de Ocaña, Director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y Asesor de Gobernabilidad para la Paz del Programa de Naciones Unidas.

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