DE LA ECONOMÍA EN BLANCO Y NEGRO A LA ECONOMÍA DE COLORES

Por, Yebrail Haddad

 Últimamente, tratándose de emitir opiniones en foros públicos, me ha tocado como cuando se tienen dificultades para conciliar el sueño: “contar ovejas”, y verlas pasar todas; puesto que mi condición de servidor público de la Rama Judicial me impide escribir sobre temas que pudieran en un momento dado ser objeto de un conflicto jurídico de eventual conocimiento del Honorable Consejo de Estado. En otras palabras, solo puedo escribir sobre el clima, las películas que veo y las recetas culinarias, y eso rezando para que un chef en un programa de cocina emitido en un canal público de radio o televisión no se atragante con un guisante y termine por demandar al Estado.

Pues bien, hoy me armé de valor y decidí escribir sobre un tema que tangencialmente se ha abordado en los debates generados con ocasión de esta larguísima carrera por la Presidencia de la República, pero que saltó recientemente a la actualidad nacional cuando algunos medios de comunicación registraron que el Concejo de Bogotá aprobó una iniciativa para impulsar la Economía Naranja en el Distrito Capital.

Es claro que no soy experto en economía, pero de unos años para acá me ha llamado mucho la atención la evolución que esta ciencia ha tenido, pues hemos pasado de las nociones clásicas de la micro y macro economía que nos enseñaron en la universidad, a todas luces en blanco y negro, a desarrollar los conceptos de la economía azul, naranja, amarilla, verde, púrpura y otras cuantas más que he escuchado por ahí.

La intención de este escrito es solo dar un breve repaso por dichos conceptos, dejando sembrada la inquietud para que los estudiosos de la materia nos puedan ilustrar sobre su aplicabilidad práctica en el orden regional, en el corto, mediano y largo plazo.

En mi paso por el ICBF, tuve el privilegio de escuchar de viva voz al profesor Gunter Pauli y su planteamiento sobre la Economía Azul, el cual funda en sostener que el pleno empleo y la satisfacción de las necesidades básicas se logra a partir del aprovechamiento de recursos localmente disponibles, residuos y fuentes que de alguna manera pueden contaminar los ecosistemas, tornándolos en útiles, baratos, socialmente aprovechables y limpios con la naturaleza. Hay 100 ejemplos en su libro o en el internet que prueban su teoría, dejando al lector descrestado, tal como quedé al salir de su conferencia.

Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) denominó de color naranja o Economía Naranja al valor agregado que generan las empresas e industrias culturales. De tal manera que se asocia a los bienes y servicios que tradicionalmente se producen en el marco del sector de la cultura, los productos creativos y los deportes. Aunque tradicionalmente abarca los siguientes sectores: el patrimonio ancestral, las artes visuales y escénicas, los medios como la televisión y la radio, y las creaciones funcionales como la arquitectura y el diseño.

De otro lado, el Minambiente precisó que el concepto de Economía Verde se orienta a reconocer que la obtención de la sostenibilidad depende en gran medida de lograr que la economía crezca teniendo en cuenta consideraciones y medidas ambientales como estrategias complementarias. Es así como las energías renovables, eficiencia energética, gestión de residuos, forestación, manejo integral del agua, rehabilitación de tierras secas, agricultura sostenible, deberían ser renglones adscritos a esta forma de economía.

Ahora bien, cuando se habla tradicionalmente del consumismo sin pensar en la necesidad o las consecuencias, en términos puramente capitalistas, nos encontramos en presencia de la Economía Roja. Por contraposición a la Economía Púrpura que tiene en cuenta el entorno socio-cultural adaptándose a la diversidad humana en la globalización.

La Economía Amarilla se basa en la ciencia y la tecnología, afirmando que la competitividad mediante la reducción de costos, generada principalmente por el desempleo, no puede ser el indicador de la economía del futuro.

Finalmente, los fenómenos de informalidad e ilegalidad también tienen su color en la economía. Es así que la economía informal, que hace relación a las actividades legales pero ocultas por el no pago de impuestos y evasión de la fiscalización y el control administrativo, es Gris; tornándose en Negra cuando quiera que resulta ser ilegal, como el lavado de activos, tráfico de drogas, armas, personas, crimen organizado y terrorismo.

Lo curioso del caso es que la economía como el arcoíris tiene todos los colores, y si bien uno de ellos puede predominar más que otros, sigue siendo economía, como el arcoíris sigue siendo arcoíris, pues “de todo se ve en la viña del Señor”.

Yebrail Haddad Linero

Yebrail Haddad Linero

Nativo de Ocaña. Es Abogado y Magister en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, Director de Procesos Judiciales y Administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, Personero y Alcalde de Ocaña, Director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y Asesor de Gobernabilidad para la Paz del Programa de Naciones Unidas.

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