Las redes sociales le dan la oportunidad de opinar, casi sin ningún tipo de restricción a todas las personas que tengan acceso a internet, podría decirse que gracias a ellas ahora existe una verdadera democracia de opiniones.
La mayoría escribe sus opiniones a nombre propio, unos pocos lo hacen ocultando su identidad (esto podría ser un tema para otra columna), el hecho es que al estar detrás del teclado nos damos la libertad de opinar con menos reserva y más sinceridad, importándonos poco o nada las consecuencias que esto conlleve.
Lo relevante acá no es el hecho de la libertad de expresión o la diversidad de opiniones en ocasiones con un tinte de violencia, lo alarmante es el apoyo de actividades por fuera de la ley como la venta de gasolina de contrabando sin controles de seguridad, la crítica constante a los retenes que hace la policía a las motos o el apoyo a actividades de limpieza social entre otras.
En Facebook se pueden leer comentarios como:
- Sobre la restricción al uso de agua en carnavales: “esa norma nada más es por sacar plata el alcalde así como la prohibición de motos….claro”
- Sobre los controles a la venta de gasolina de contrabando: “Son unos perros q no dejan trabajar”
- Sobre la acción de carteristas y atracadores: “ojalá hagan limpieza social para acabar con esos HP ladrones”
Las opiniones en ese sentido generalmente se apoyan en la falta de acción policial o de la autoridad municipal en el control de otras actividades delictivas que para quien escribe son mucho más graves y afectan en mayor medida la convivencia y la seguridad, sin embargo, la ley no establece prioridades en cuanto al control policial y cualquier actividad por fuera de la ley debe ser sancionada así no estemos de acuerdo.
Pero si la opinión de la mayoría está a favor de actividades como la venta de gasolina de contrabando, o el uso de motocicletas con sobrecupo, sin casco o sin papeles, el moto-taxismo o la implementación de la pena de muerte, al ser Colombia una democracia, tenemos la capacidad de cambiarlo, escojamos a nuestros legisladores de acuerdo con nuestros pensamientos, en lugar de escogerlos por su personalidad o un buen plato de sancocho.
Juan Jose Chamie