Sistemáticamente nos quejamos de nuestros gobernantes, algunos los critican de una forma objetiva e independiente otros pocos con intereses políticos, con todo, el imaginario colectivo considera a todos los políticos unos ladrones de cuello banco, personas que llegan al poder mediante compra de votos, que al posesionarse, ayudan a sus amigos y a quienes patrocinaron su campaña, dándoles negocios jugosos y al mismo tiempo cobrando un porcentaje de todos los contratos para su beneficio personal, entre otras muchas fechorías. Personalmente, dudo que existan muchas personas con confianza en los gobernantes y menos que nunca hayan tenido un comentario o pensamiento de esa naturaleza, incluyendo a los mismos políticos.
De vez en cuando se lanza a algún cargo de elección popular un candidato ajeno a la política y aunque no es común, por alguna coyuntura del momento sale victorioso en las elecciones, todos sus electores esperan con entusiasmo un comportamiento ejemplar, sin embargo, la tentación (y la presión de sus amigos) es demasiado grande y por más que lo intente termina sucumbiendo y comienza a emplear las mismas artimañas ventajosas usadas por los políticos tradicionales: contrataciones amañadas, sobrecostos, mordidas etc.
Este comportamiento podría justificarse con la esencia misma del ser humano que como cualquier otro animal ha evolucionado gracias a su egoísmo, su habilidad para proteger su familia y a sí mismo, en resumen, a su instinto de conservación. En ese sentido, como los gobernantes no son seres extraordinarios, simplemente por su naturaleza animal buscan el beneficio propio por encima del de los demás. Desde este punto de vista, parece que no existe una salida al problema, estamos condenados a ser gobernados por seres humanos egoístas con necesidades insatisfechas crecientes.
A pesar de todo esto, la solución a la corrupción del gobierno sí existe, simplemente es que entre todos, entre nosotros mismos podamos tomar las decisiones sobre inversión en obras, programas de recuperación ecológica y el ejercicio de la autoridad entre otros temas. Los tiempos han cambiado, la tecnología nos permite estar comunicados de forma permanente e instantánea, ya no necesitamos que tomen las decisiones por nosotros.
Qué dicen, nos auto-gobernamos?
Juan José Chamie