Por, Neil Alexi Jácome
En estos días en que el bloguero toma la decisión de reabrir su bitácora en la Web y mientras pensaba si volvería a escribir artículos para publicarlos en una vaina que nadie lee, me encontré con un amigo de vieja data y sus primeras palabras, a modo de saludo, me asombraron: – ¿por qué no volviste a escribir en el Blog? – Mi asombro ante la pregunta fue evidente y mi respuesta fue inmediata – No había vuelto a escribir porque el bloguero por estar trabajando no le hacía mantenimiento a esa vaina -. De inmediato le dije – ¿y por qué la pregunta, acaso vos leías mis artículos? – La respuesta de mi amigo fue alarmante y hasta estremecedora: – no, yo no, como crees vos lindo, fue mi abuela la que pregunto, es ella la que leía tus artículos -. Esta respuesta un poco extraña me lleno de interrogantes pero me dio impulso para volver a escribir estos artículos que al final tampoco dicen nada, al tiempo que le propondría al bloguero, cambiar el título de mis columnas, la cual ya no se llamaría “ESTO NO LO LEE NADIE” si no “ESTO LO LEERA TU ABUELA”.
Por más que el bloguero diga lo contrario estos artículos nadie las lee, bueno, a excepción de la abuela de mi amigo. Y no es solo problemas de las redes sociales sino que el número de lectores en el país en todos los medios vienen acabándose. El colombiano promedio aparece como uno de los peores lectores del mundo con un índice que apenas supera el medio libro por año. Si en este momento, como sería apenas lógico, el bloguero pretende en apoyarse en lectores de nuestro mercado local para mantener su bitácora, estaría jodido pues se encontrará con un país que, sencillamente, no lee.
Ahora bien, la pregunta es ¿por qué diablos no leen los colombianos? No solo es porque consumen tan pocos libros, como lo demuestra una estadística del Dane, según la cual los periódicos, las revistas, los libros y los demás impresos, sumados, no alcanzan a significar siquiera el uno por ciento de los gastos de un colombiano, sino también porque no existe ni ha existido y mucho menos existirá una verdadera política de promoción a la lectura. Me pregunto entonces qué será de la lectura en un futuro. Desaparecerá? No me imagino hasta qué extremos tan apesadumbrados nos llevara esta irremediable situación de la perdida de la lectura. Mal de muchos ya es una epidemia. Como van las cosas se crearan confusiones en las lecturas ya hechas y terminaremos por: visitar al desnudo, enterrar a los enfermos, dar posada a los muertos y dar de comer a los agonizantes.
Creo que no hay nada que hacer, así que se lo voy a decir claramente a la abuela de mi amigo, quienes es la única que leerá esta vaina, en este país nadie lee. Por eso ante la pregunta frecuente entre la gente: ¿qué estás leyendo? Hay que cambiarla por ¿Qué estas tomando? Primero, porque es raro que alguien este leyendo un y segundo, porque como van las cosas si es muy probable que alguien si esté tomando algo.
Es más, resulta sumamente grave que los espacios que cada día pierden las bibliotecas los estén ganando las cantinas. Mientras que los índices en la venta de libros disminuyen en todo el territorio nacional y las visitas a las librerías vienen en franca caída, las embotelladoras de bebidas alcohólicas han duplicado en los últimos años la venta de sus productos y las cantinas ya no dan abasto ante tanto cliente.
Por eso, ante la ya inevitable perdida de la guerra del libro contra el trago y antes que la cerveza, el whisky, el ron y desde luego, el infaltable bolegancho, den su parte de victoria absoluta frente el libro, propongo una tregua para buscar una solución intermedia: “lee un libro mientras te tomas tu trago”.
En fin, muy a pesar de que nadie leerá esto, seguiré escribiendo estos artículos para publicarlos en el blog, qué carajo, solo por el puro placer que lo lea la abuela de mi amigo.