Las últimas cifras muestran que hay 4.850 niños en “condiciones especiales de adoptabilidad”, es decir, mayores de 8 años, grupos de hermanos o que sufren alguna discapacidad física o mental o una enfermedad permanente. El 69% tienen entre 13 y 18 años (o sea que como mínimo han pasado más de una década esperando que alguien los adopte), y el 31% restante son menores de 12 años.
Nótese que faltan aún más en la estadística, los más solicitados: Los que no tienen ningún tipo de discapacidad, que no tienen hermanos y que además son los más nenes (menos supuestos prejuicios, menos supuestas mañas, menos supuestos problemas psicológicos).
Tampoco encontré las cifras que muestren cuántos de ésos niños llegaron a su mayoría de edad sin que nadie los adopte y que ya se fueron de los hogares de bienestar social. Ellos salen de cualquier sondeo, son como fantasmas inalcanzables del juicio moral colectivo. No se sabe si son gente de bien o si terminaron delinquiendo. Si nadie se interesó en ellos durante 18 años, mucho menos ahora que ya “pueden valerse por sí mismos”.
Ni hablar de los que no están en instituciones autorizadas, esos que vemos todos los días pidiendo monedas en los semáforos, los que trabajan en minas, las que contratan como empleadas del servicio doméstico, los reclutados por grupos al margen de la ley, a los que prostituyen o los que se mueren de hambre en departamentos como el Chocó sin que nadie, ni si quiera dios, se compadezca de ellos (dios aparece a través de la iglesia para condenar la homosexualidad).
La contraparte del escándalo: Hay una lista de 302 familias Colombianas versus las 2.122 extranjeras que ya adelantaron el proceso de adopción. Alta indignación, baja solidaridad.
Y si de la condición sexual se trata: 122 niños y niñas son víctimas de abuso sexual CADA DÍA. Con alrededor de 11000 menores violados por año, tenemos un aterrador número, y es tan solo lo que se denuncia. De éste grupo, el 41% de los casos el agresor es un familiar, seguido de una persona conocida (22%), heterosexual y machista claro está, recordemos que nuestra sociedad aún no asimila la convivencia con homosexuales.
Si la condición sexual de un ser humano es un limitante para educar niños, habría que revisar los criterios con que definimos a una familia con moral decente, porque con éstas cifras que tenemos como sociedad nos da una calificación vergonzosa de lo que entendemos por “el bien y el mal para los menores de edad”.
Hay suficiente espacio mental para imaginar una sociedad desastrosa en donde supuestamente los homosexuales degradan la moral de las nuevas generaciones y al mismo tiempo, se ignora la cruel realidad de cientos de miles de niños sin sus necesidades vitales resueltas. Ésta forma de pensamiento tiene un desajuste temporal, omite el presente para imaginar un futuro paranoico.
El moralismo aparentemente predominante es inversamente proporcional al real interés por el bienestar de los huérfanos. No se defienden los derechos del niño, se boicotean los de las parejas homosexuales. Los niños siguen igualitico porque las cifras de las instituciones encargadas no han cambiado mucho en los últimos 10 años.
Está buena la idea del referendo que circula por las redes sociales, ajustando un poco la pregunta a ¿cuántas familias Colombianas de moral intachable están dispuestas a adoptar? A fin de cuentas, ¿es ése el problema, no?
De todas maneras las personas que lograron implementar la ley a favor de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales ya ganaron algo muy importante: Que muchos tengan presente en su consciencia que hay un montón de muchachitos necesitando familia.
Ya son visibles “los niños invisibles”, por lo menos hasta que empiecen las eliminatorias de fútbol. Ahora habrá que observar detenidamente si la dignidad moral que prevalece en Colombia se apiada y minimiza el problema adoptando la mayor cantidad de niños.
Las estadísticas fueron obtenidas del ICBF, Fiscalía general de la nación, Medicina legal y columnas de opinión del diario El espectador.
Alex Chavez
Muy bueno el escrito pero pienso que la adopción no debe ser de parejas si no de individuos humanamente capaces (sin pensar en su condición sexual), Ya que si la adopción se le da a un individuo se empieza a dejar un poco de lado el estigma de su condición sexual.