Leyendo un artículo del columnista Oscar Alarcón en El Espectador, donde detallaba la hegemonía de algunas familias colombianas en la Presidencia de la República, me asaltó de nuevo la duda que desde niño he tenido: ¿Qué se necesita para ser Presidente de la República de Colombia? Enumeraba infinidades de cualidades, pero me faltaban algunas que a lo largo de mi vida he podido constatar: poder, dinero, contactos políticos y ser de familia presidencial.
Oscar Alarcón argumenta en su artículo que Joaquín Mosquera ocupó la Presidencia de Colombia en remplazo del Libertador Simón Bolívar, posterior a él se “encargó” del país un pariente suyo, el señor José María Obando, quien le entregó la Presidencia al General Francisco de Paula Santander; el señor Obando de nuevo se posesiona como Presidente en 1853. En el año 1841 ocupó la silla presidencial Pedro Alcántara Herrán, yerno del General Tomás Cipriano de Mosquera, quien fue varias veces Presidente de Colombia y a la vez hermano de Joaquín Mosquera.
Es interesante ver como los mismos se repartían el poder con los mismos, la Presidencia era un negocio de hermanos, yernos, parientes o conocidos, todo un festín político. Podríamos pensar que lo ocurrido sucedió por la recién creada República y se estaban afinando algunos detallitos para consolidar una absoluta democracia, pero posterior a estos sucesos aparecen las familia Ospina, López, Lleras, Pastrana, Santos… Bonita tradición familiar que hay en Colombia.
Familia Ospina: Mariano Ospina Rodríguez (1857) padre de Pedro Nel Ospina Vásquez (1922); Mariano Ospina Pérez (1946) nieto del primero y sobrino del segundo.
Familia López: Alfonso López Pumarejo (1934 y 1942) padre de Alfonso Antonio López Michelsen (1974); ambos tío y primo en segundo de grado de Clara López Obregón, Alcaldesa encargada de Bogotá y excandidata presidencial.
Familia Lleras: Alberto Lleras Camargo (1945 y 1958) primo de Carlos Lleras Restrepo (1966); Carlos Lleras es el abuelo del actual vicepresidente de la República Germán Vargas Lleras (con aspiraciones presidenciales).
Familia Pastrana: Misael Pastrana (1970) padre de Andrés Pastrana (1998)
Familia Santos: Eduardo Santos (1938) tío abuelo de Juan Manuel Santos Calderón (2010 y 2014) los dos descendientes de la heroína Santandereana Antonia Santos.
Hasta ahora es la línea presidencial repartida entre familia, como si en Colombia existiera el modelo monárquico como estilo de gobierno; a estos personajes popularmente se les ha conocido como delfines, herederos del poder, y en nuestros días hay dos que suenan en esta concentración de poder, Simón Gaviria hijo del expresidente Cesar Gaviria (a Simón se le atribuye no saber leer, debido a su irresponsabilidad en la reforma a la justicia) y Germán Vargas Lleras (nieto de Carlos Lleras Restrepo) fundador y cabeza invisible del Partido Político Cambio Radical.
Para que estos personajes asuman tanto poder en Colombia se debe a la trayectoria de sus familias, al prestigio y nombre de sus antepasados, a la preparación que han tenido en prestigiosas Universidades y al roce social con la alta alcurnia de la política nacional, entre ellos se conocen y entre ellos se reparten el poder, es una línea imposible de romper.
El análisis de la monarquía criolla establecida en Colombia por los políticos de siempre, no sólo se aplica a la Presidencia de la República, también podemos contemplar la concentración del poder en los Ministerios, en las Embajadas, en el Congreso y en los entes gubernamentales de cada región; los hijos de Luis Carlos Galán, ahora políticos, ocupan importantes cargos de la nación; el señor Juan Fernando Cristo, ahora Ministro, le entrega la línea de poder en el Senado a su hermano y actual Senador; la Señora María Eugenia Rojas hija del golpista Rojas Pinilla hace política nacional aprovechando el nombre de su padre, a su vez es la madre de los ilustres políticos y padres de la patria Iván y Samuel Moreno investigados por hechos de corrupción.
Esta historia nacional exige una apertura a los hombres y mujeres con preparación, nacidos del seno del pueblo, con cualidades profesionales y morales que les permitan dirigir esta nación por sendas de desarrollo enfocado en todas las clases sociales. Personas honradas populares piden a gritos participación más allá de los convenios políticos, de la maquinaria económica en la elecciones y de toda esta falsa democracia que lleva al pueblo a las urnas para seguir gobernando los mismos con los mismos.
Luis Máver Navarro