Aun me seduce el tufillo de la política y en no pocas ocasiones he pensado en la posibilidad de postularme para gobernador del Norte de Santander, por lo que a veces diseño conjeturas sobre cuáles deben ser los temas y retos que debe enfrentar quien a partir de enero de 2016 ocupe el solio del Palacio de la Cúpula Chata[1].
Claramente para quienes nos conocen y saben de nuestro estilo político, podrán intuir que un eventual programa de gobierno para los norte-santandereanos se sustentaría sobre el modelo de desarrollo a escala humana, donde la educación, la ciencia y tecnología sean eje fundamental y en el cual el centro de toda acción pública sean los ciudadanos y ciudadanas. El modelo no dejaría por fuera a los ejercicios de presupuesto participativo, el postulado de la cero corrupción, la apuesta por el desarrollo rural y los enfoques diferenciales hacia los niños y niñas, los jóvenes, las mujeres, los adultos mayores, las víctimas, los demás sectores en desventaja y los grupos étnicos, y por supuesto una agenda para el post-conflicto[2] y la construcción de paz.
Se diseñaría un plan que analice las brechas de la desigualdad y la inequidad y que estudiando las características y particularidades de las seis subregiones en las que se divide el departamento establezca un plan de acción a la medida de las necesidades de los habitantes de cada una de ellas. En otras palabras, Norte de Santander son seis departamentos en uno, y por tanto, la única manera de generar progreso y desarrollo es crear un plan de gobierno para cada uno de ellos.
Sin embargo, el tema no es como soplar y hacer botellas. Quien sea el próximo Gobernador del Departamento recibe un territorio donde 1 de cada 3 habitantes se encuentra en situación de pobreza[3], y 1 de cada 10 está en pobreza extrema. Lo que no es sorprendente dado que 1 de cada 5 pobladores es víctima del desplazamiento forzado[4]. Esta situación nos da una idea clara de cuáles deberían ser las prioridades del próximo gobierno.
Sumado a lo anterior, 82 mil personas no tienen vivienda y de aquellos que sí la tienen, 221.811 la tienen con deficiencias, las que se reflejan en la estructura de los pisos, servicios públicos y áreas adecuadas para preparar los alimentos[5]. Un programa fuerte de vivienda nueva y mejoramiento de vivienda, de la mano con el Gobierno Nacional, sin duda que deviene en necesidad imperante.
Pese a los esfuerzos de los rectores de los colegios, docentes y gobernantes para aumentar la cobertura en educación básica y media, en materia de calidad falta camino por recorrer. Por ejemplo, el ranking de las pruebas Saber 2014 ubica el primer colegio oficial de calendario A del departamento en la posición 310[6]. Estos resultados confirman la necesidad de aumentar el gasto en educación y de implementar programas para mejorar la calidad; tema que reitero debería ser el pilar fundamental para el desarrollo departamental.
En materia de salud, el Ministerio del ramo reporta que 7 de cada 10 personas se encuentran afiliadas al Régimen Subsidiado[7], lo que significa que solo el 30 por ciento de la población contribuye al sistema. Esto comparado con otros departamentos pareciera alentador, pero analizado a fondo, plantea serios desafíos de financiación, atención y calidad para la red pública de hospitales y para el fomento del emprendimiento y el empleo formal.
Por otro lado, y si bien es cierto que Norte de Santander ganó un puesto en comparación con 2013, el índice departamental de competitividad de 2014 deja al departamento en la posición 15 de 22 entidades territoriales que hacen parte de la medición[8], resultados que convidan a no bajar la guardia y a abordar el tema entre la sociedad civil, el sector público y el privado con una estrategia de productividad y acumulación de capital humano que sobrepase los confines de Cúcuta.
No podrán escapar del análisis otros asuntos no menos importantes tales como la garantía a la seguridad y convivencia ciudadana, la mejora de infraestructura para el desarrollo, la defensa del medio ambiente y el fomento de la cultura, recreación y deporte. Temas estos que dejo abiertos para el debate que se avecina.
[1] Sede principal del gobierno de Norte de Santander.
[2] Prefiero llamarlo Post-Acuerdo, porque la paz en términos reales no supone la ausencia total de conflicto, sino la capacidad para resolver pacíficamente los mismos.
[3] DANE, 2013.
[4] Datos de recepción de población en situación de desplazamiento según la ficha Departamental del DNP.
[5] DANE, 2005.
[6] Se trata de un Colegio de Cúcuta.
[7] Minsalud, febrero de 2015.
[8] Consejo Privado de Competitividad & CEPEC-Universidad del Rosario.
Este breve recorrido por la realidad de nuestro departamento, deja claro el compromiso en el que estamos inmersos para cerrar brechas y trabajar por su desarrollo. Desde ahora, aliento esa futura aspiración como gobernador y gerente.
Te agradezco especialmente por tu mensaje, sabes que contás conmigo. Gran abrazo.
Mi querido amigo considero que has dejado por fuera un tema muy importante, la informalidad y la inseguridad. En Norte de santander habitan las tres guerrillas colombianas, el jefe de la mafia que ha infiltrado al cuerpo de seguridad del estado permanece a la luz oculta de la prensa y el gobierno. La guerra de los gasolineros, las bandas críminales, los enormes cultivos de droga, la corrupción de la policía en temas de contrabando hacen del departamento una rídicula legitimación a la autoridad. En muchos municipios del departamento no se puede acceder con libertad, unos de los departamentos más atrasados en vías e infraestructura y una dependecia enorme de la frontera con Venezuela.
Te agradezco especialmente por tu mensaje, sabes que contás conmigo. Gran abrazo.