Leyendo sobre la pobreza en Colombia las estadísticas muestran unas cifras y la realidad nos muestran otras; según los informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Colombia ocupa los últimos lugares en equidad y desarrollo en comparación con los vecinos del Sur, y haciendo un paralelo con todos los países latinos, quedamos no muy bien, pero si mejor ubicados teniendo por debajo a varios vecinos centroamericanos con un nivel de pobreza y miseria de décadas.
El tener un porcentaje superior al 30% en pobreza y extrema pobreza en todo el territorio colombiano puede ser el resultado de varios factores, puede ser por la guerra interna que vivimos desde nuestra independencia o puede ser por la corrupción y pésimo direccionamiento de nuestros gobernantes, cualquiera que sea el factor siempre nos han tenido jodidos.
¿Qué hacer para bajar los niveles de pobreza de nuestro pueblo? Si yo fuera gobernante de algún lugar, ¿Qué haría? Hace días estaba hablando con cierto candidato a cierta alcaldía de Colombia, me preguntaba si yo creía en los microemprendimientos y mi respuesta fue un SÍ rotundo; creo en esta oportunidad de empleo para las clases menos favorecidas que no cuentan con el capital para desarrollar grandes superficies empresariales; mi interlocutor candidato me argumentaba que había leído informes donde los microemprendimientos no tenían los resultados esperados.
Me quedé pensando toda la tarde y parte de la noche, cuestionando en lo que yo creía que era viable y lo confrontaba con las cifras que me habían dado, y mi conclusión fue contundente, SÍ Creo en los microemprendimientos como un medio de desarrollo para erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad en los pueblos, no es la única, pero si es una de las salidas viables para conseguir desarrollo.
Qué será de nosotros si no creemos en nuestro vecino que tiene la tienda, la panadería, su almacén de misceláneas, su comercialización de productos al por menor, qué será de nosotros si no creemos en los campesinos con pequeñas cantidades de tierras; es esta una de las formas en creer en quienes gobernamos, pero, si no hay un acompañamiento y un engranaje social de todas las microempresas, podríamos tener como resultado las cifras que me daba el candidato y seguiríamos como islas tratando de “Sobrevivir” y se iría a un ritmo lento en búsqueda del desarrollo.
Si yo fuera Alcalde de Ocaña, además de todos los puntos de una agenda de progreso para el municipio, enfatizaría las microeconomías como polo de desarrollo para la región siguiendo una estructura: planeación gubernamental, capacitación, ejecución y seguimiento permanente. Los pobres también tenemos derecho a ser empresarios, y es deber de los gobernantes acompañar estas propuestas, y estoy seguro que de esta forma iniciamos el camino para dejar de ser un gobierno paternalista y así concientizamos a la comunidad para que sean autosostenibles.
Con la intervención de los gobernantes se unificaría las ideas de negocio y se tendría mayor impacto, de esta forma se organizarían las comunidades y mejorarían los canales de comunicación; adaptando al concepto de microemprendimientos parte del exitoso libro de Elinor Ostrom “El gobierno de los bienes Comunes”: “Cuando se permite a los apropiadores comunicarse, consiguen ganancias sustancialmente más altas que cuando no pueden comunicarse”. Concluyo que sí es posible a través de la comunicación y la organización obtener grandes resultados empresariales que darán oportunidad de desarrollo a las comunidades.
“Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cascara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”: Nelson Mandela
Luis Máver Navarro