Viendo televisión y escuchando hablar de las ciudades con mejor calidad de vida en el mundo, me llamó mucho la atención que Suiza es uno de los países que incluye dos de sus ciudades en esta lista, y la verdad en ese momento vienen a mí un cúmulo de sentimientos cruzados, pues vivimos en uno de los países más favorecidos del mundo con gran variedad de climas, paisajes de belleza sinigual y una gran riqueza en comodities. Pero ni por equivocación nos nombraron en esa lista, y es ahí donde comienzo a sentir estos celos de frustración pues ese pequeñísimo país; claro está pequeñísimo en terreno, pues con casi la mitad de Antioquia en tamaño aunque pobre en recursos naturales es un país muy rico en tecnología y educacion. Y recordé ese producto insignia de aquel país; los famosos chocolates suizos porque a quien no se le ha hecho la boca agua viendo un comercial de chocolate suizo, además de la reputación que poseen que lo convierten en un regalo ideal para cualquier celebración.
Lo más curioso es que esos tan afamados chocolates suizos, llevan un pedacito de nuestra patria, pues gran parte de la exportación del cacao que se produce en nuestras tierras se va a Suiza para la fabricación de los afamados y costosos chocolates que luego vemos en los estantes de productos importados con altos precios en nuestro hermoso país, pero no con iguales precios del cacao que nosotros les vendemos como comodities para su fabricación. Y ahí comienzo a soñar: ¿qué pasaría si los productores de cacao de Colombia recibieran apoyo del gobierno nacional en toda la logística para la elaboración de chocolates que se pudieran posicionar en el mercado como los suizos?
Fanfarroneamos porque estamos entre los cinco primeros productores de petróleo en la región, pero tenemos uno de los precios más altos de gasolina por galón, y nuevamente surge la paradoja.
Pero la respuesta es muy sencilla, simplemente vendemos la materia prima a precios muy bajos pero compramos el producto terminado a precios muy altos. Y en mi gran ignorancia me surge la duda sobre si el gobierno nacional y aquellos grandes capitalistas del país no podrían asociarse para que no fueran las poderosas transnacionales las que se llevan toda la utilidad.
Pero bueno, seguiré soñando despierto y solo esperemos que nuestros dirigentes y gobernantes viajen más al exterior, de pronto pueden darse una vueltica por Estados Unidos o Europa, a ver si copian modelos de eficiencia y eficacia administrativa que se puedan replicar en el país; a ver si de pronto salimos de “la inmunda” como coloquialmente acostumbramos a referirnos sobre aquella resignada situación de mediocre calidad de vida que tenemos en este gran país.
Rogelio Lastra